Robledo en Un INIGUAJIRA. SOBRE Reforma a la ley de educación superior

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Lo falso y lo verdadero en el proyecto de regalías


Transcripción de la intervención del senador Jorge Enrique Robledo sobre el proyecto de ley de regalías, Comisión Quinta del Senado, Cartagena, 23 de septiembre de 2010.

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La Contraloría debe seguir analizando a la gran minería. Cerromatoso podría estar debiéndole a la nación 240 mil millones de pesos y en el pleito no cabe tribunal de arbitramento. Falso que haya bonanza petrolera. Falso que lo nacional sea lo honesto y lo territorial lo corrupto. Falso que a los no productores no les esté llegando plata. Falso que se le vaya a dar a ciencia y tecnología el 10% de los regalías. Falso sugerir que si se cambia la manera de distribuir las regalías, se acaba la pobreza. Verdadero el hecho medular: se va a expropiar a municipios y departamentos. Verdadero que les expropian no solo los derechos sino también la plata. Verdadero que el gobierno definirá también la ley reglamentaria. Verdadero que las regalías ni siquiera harán parte del presupuesto nacional. Verdadero que ya hoy el gobierno se está tomando las regalías municipales. La última desproporción: el gobierno también reglamentará el cambio constitucional. El gran secreto es que el gobierno nacional está medio quebrado y quiere financiarse con la plata de los municipios.

Antes de entrar en materia, un par de comentarios, uno de ellos dirigido de manera precisa a la señora contralora, la doctora Morelli. La Contraloría, en la administración anterior, hizo unos buenos trabajos de auditoría especial sobre la gran minería y mi llamado, y se lo voy a confirmar en una carta esta semana, es a que esa vigilancia se mantenga. Pienso que allí hubo hallazgos importantes, y es clave que se sigan profundizando. Ojalá no se desmonte ese equipo que ha venido trabajando. Entiendo que la administración anterior lo dejó medio desmontado. Destaco en especial que dentro de los hallazgos aparece que Cerromatoso le debe a la nación cerca de 23 mil millones de pesos por una mala liquidación, 23 mil millones que se pueden volver 230 ó 240 mil millones si se llevan a los años anteriores, como debe ser. Lo pongo como ejemplo del trabajo que se ha hecho de vigilancia de los recursos públicos y que es interesante mantener. Al mismo tiempo me permito decirles, señor ministro de Minas y señora contralora, para que le echen ojo, que Ingeominas ha venido funcionando terriblemente mal. Como Cerromatoso puso en entredicho las decisiones de la Contraloría, el gobierno del doctor Santos tomó la determinación de establecer un tribunal de arbitramento sobre esa plata. A mi juicio, el tribunal de arbitramento no cabe. Si uno lee cuidadosamente la ley, lo que tiene que hacer ahí Cerromatoso es pagar y se acabó el cuento. Y si quiere reclamar, debe hacerlo recurriendo a otro tipo de expedientes judiciales o administrativos o lo que sea, pero el tribunal de arbitramento no cabe. Sé que usted ya estaba retirándose, señora Contralora, y le agradezco que haya esperado estos dos minutos para escuchar mis comentarios, que le oficializaré esta semana por escrito. Lo otro es anunciar, y pienso que estamos de acuerdo todos en la Comisión Quinta, que le vamos a hacer un debate formal al caso de la Refinería de Cartagena sobre lo denunciado aquí por los dirigentes de la Unión Sindical Obrera.

Entrando en materia, digamos que este debate de las regalías es bastante más complejo de como ha querido ponerlo el gobierno nacional. No se trata de coger un peso y pasarlo para acá, como si a eso se refiriera simplemente la ley. Si de eso se tratara, no se necesitaría una reforma constitucional. Aquí lo que hay es un cambio de fondo, de enfoque, de concepción, en lo que tiene que ver con los derechos de los municipios y los departamentos y con el manejo de las regalías. Lo voy a explicar brevemente, aunque sé que el tiempo es escaso y mis compañeros de Comisión querrán también intervenir, además de otras personas.

La propaganda oficial se basa en falsedades

Lo primero, es falso que haya bonanza petrolera. Nadie ha podido demostrar que vaya a haber bonanza petrolera. Y en ese sentido las cifras que nos da aquí el ministro de Minas para los próximos años son supuestos, mientras que las cifras de hoy están sobre las realidades. Se trata de supuestos que carecen de base material. Suponer que en Colombia va a aumentar la producción petrolera en los próximos años en un 40% y que los precios internacionales se van a mantener es un supuesto que no resiste análisis. Entonces no me parece aceptable que se comparen papayas con aguacates, algo que no debe hacerse en matemáticas, como los maestros nos lo enseñaron siendo niños.

Es inaceptable también que se quiera mostrar como corrupto e ineficiente lo municipal y lo departamental, y lo nacional como honrado y eficiente. No resulta cierto. Doy dos detalles mínimos para demostrar lo uno y lo otro. El zar anticorrupción dice que de la contratación pública nacional se pierden 4 billones de pesos al año. Y hay en el Fondo Nacional de Regalías, en este momento, un fondo que administra el gobierno nacional, más de 4 billones de pesos que por la ineficiencia, Planeación Nacional y el gobierno nacional no han sido ni siquiera capaces de gastar. Es decir, hoy en los municipios y departamentos de Colombia faltan platas que reposan en cuentas administradas por el gobierno nacional.

En tercer término, tampoco es cierto sugerir que toda la plata de las regalías les llega únicamente a los municipios y a los departamentos donde se producen los bienes mineros. Hoy una parte muy grande de esos recursos, el 40% de los del Fondo Nacional de Regalías, les están llegando ya a los municipios y a los departamentos no productores de petróleo o de carbón o de lo que sea. Luego no es cierto que hoy ninguna de esa plata les esté llegando a los municipios y a los departamentos de Colombia.

Es falso afirmar que se le va a dar el 10% de la plata de las regalías a ciencia y a tecnología. Aclaremos primero que ya una plata importante de regalías está llegando para esas funciones. Y también que lo que de verdad establece la norma es el 6%. Y por supuesto no es lo mismo el 6 que el 10 por ciento. Luego les hago un llamado al gobierno nacional y a los amigos de su política para que no insistan en dar una cifra que no se corresponde con los hechos. No me opongo por supuesto a que llegue plata para ciencia y tecnología. Lo que me parece inaceptable es que el tema se use como carnada para ocultar el anzuelo de los demás aspectos del proyecto. También es falso sugerir que con estos pesos de regalías para ciencia y tecnología va a haber en Colombia una revolución científica y tecnológica. No es serio ni siquiera insinuarlo, porque no resiste análisis. Ojalá no sigan, particularmente los ponentes, insistiendo en falsedades.

Como es falso también sugerir que si se cambia la manera de distribuir las regalías, se va a acabar la pobreza en la Costa Atlántica o en el Chocó o en otros sitios. No es verdad. Esos recursos ya hoy de una u otra manera están llegando a muchas partes, pero no son lo suficientemente grandes como se insinúa para decir que en Colombia se va a acabar la pobreza. Son afirmaciones que se hacen para sacar el debate de los asuntos medulares.

Se va a expropiar a municipios y departamentos

El primer hecho fundamental que se evade en la discusión es que mediante una reforma constitucional, porque se va a cambiar la Constitución del 91, se expropia a los municipios y a los departamentos de Colombia de los derechos que hoy tienen sobre las regalías. A los que hoy están recibiendo regalías y a los que el día de mañana encuentren en su jurisdicción recursos mineros o de hidrocarburos. Se vuelve importante tener en cuenta que lo que hoy les están haciendo a ciertos municipios y departamentos se lo podrán hacer mañana a todos. Y les expropian no solo los derechos sino también la plata, les expropian una parte sustancial de los recursos económicos a los que hoy tienen derecho municipios y departamentos y no el gobierno nacional. Hoy en la Constitución, el derecho es que ese gasto, provenga de regalías directas o indirectas, tiene que hacerse en los municipios y los departamentos y no para atender necesidades del gobierno nacional.

¿Cuál es entonces el cambio mayor? Que en adelante será el gobierno nacional el que decidirá sobre qué se va a hacer con estos recursos. Por eso el gobierno no solo cambia la redacción en la Constitución, sino que dice que la ley que “lo reglamentará” será de iniciativa del gobierno, como bien lo sabemos los senadores de la Comisión Quinta del Senado. E “iniciativa del gobierno” qué es lo que quiere decir: que la ley será como el gobierno nacional quiera que sea, con independencia de la opinión del Congreso de la República. Pero con un agravante: al proyecto de ley le añadieron en la madrugada de hoy un parágrafo que dice que mientras el Congreso legisla sobre los detalles del cambio constitucional, el que decide es el gobierno nacional. Luego lo que se está estableciendo es que mañana el gobierno nacional podrá hacer con la plata de las regalías lo que se le antoje, aun cuando no exista una ley reglamentaria.

Quiero llamar la atención sobre este punto con independencia de que uno pueda abrigar una u otra idea sobre si un peso va para acá o un peso para allá, y que los colombianos tengan presente lo que va a significar este cambio en la Constitución, un cambio que elimina casi cualquier idea de descentralización, cualquier idea de que municipios y departamentos decidan qué se deba hacer con unos determinados recursos. Va incluso más allá. Este acto legislativo establece que los recursos de regalías ni siquiera harán parte del presupuesto nacional. Luego su gasto no tendrá que ser autorizado ni por la Cámara ni por el Senado. Me pregunto: de qué separación de poderes se puede hablar en un país donde un gasto de este calibre no tiene que ser tramitado a través de la Cámara y del Senado. Quiero recordar que este tipo de democracias, hace 300 años, tuvo su origen en la necesidad de que el Congreso pudiera decidir sobre los ingresos y los gastos del Estado, un principio que aquí está siendo pisoteado, ni más ni menos.

Y desaparece el Fondo Nacional de Regalías, 4,3 billones de pesos pertenecientes hoy a los municipios y a los departamentos y que van a ser expropiados por el gobierno nacional para gastos que sean de su interés y de su resorte.

Si ustedes miran el proyecto, por todas partes aparece la palabra regional, regional, regional. Suena muy bien, y aquí se ha enfatizado la importancia de lo regional y de lo regional y de lo regional, pero ojo, lo que están reemplazando con la palabra regional es a municipios y a departamentos, que son entes reales, el municipio de Turbaco, o el departamento de Bolívar, sustituyéndolos por una cosa llamada “regional”. ¿Y qué es lo que llama regional el ordenamiento jurídico de hoy? Nadie lo sabe. Lo regional es a mi juicio otro nombre que se está utilizando en el proyecto para hacerle transferencias al gobierno nacional. El ministro de Hacienda nos habló un día de coger los recursos de las regalías para hacer el segundo Túnel de La Línea. El ministro Rodado nos acaba de hablar de hacer un tren que vaya desde Riohacha, entiendo, hasta Turbo o no sé hasta dónde. Yo no me opongo a obras grandes, pero la pregunta es: hoy la plata de las regalías va a gastos pequeños o relativamente pequeños en los municipios y departamentos, gastos que el ministro de Hacienda llama “chichigüeros”. Gastos “chichigüeros”, recordémoslo, es como llama un magnate el gasto de un pobre, que para el pobre es muy importante: vías terciarias, un acueducto en una vereda, una escuela en un municipio.

Y los dos ejemplos que estoy poniendo muestran cómo en lo que el gobierno está pensando es en utilizar los recursos de las regalías para gastos del orden nacional, y por eso necesitan cambiar la Constitución. Y entonces ya me imagino al gobierno, el día de mañana, expropiándole las regalías al municipio de Piedras, en el Tolima, mientras les dice a los piedrunos: señores, no se preocupen por sus regalías, porque el Túnel de La Línea les permitirá viajar al otro lado de la cordillera. Aquí entonces hay un debate, gentes de la Costa Caribe y de toda Colombia, en torno a si los municipios y los departamentos van a poder mantener un cierto nivel de gastos y una cierta descentralización o si los recursos los va a apropiar el gobierno nacional para grandes macroproyectos y grandes contratistas, por supuesto, porque eso también va involucrado en este asunto y hay que decirlo con franqueza: a los grandes proyectos, grandes contratistas.

Ya el gobierno se está tomando las regalías

Ya hoy el gobierno nacional se está tomando los recursos de las regalías pertenecientes a municipios y departamentos: en el 2009, 240 mil millones de pesos; en el 2010 van hasta el momento 100 mil millones y en el proyecto de presupuesto aprobado ayer aparece que una parte grande del Fondo Nacional de Regalías, no dicen cuánto, deberá ir a gastos de salud, que no es otra cosa que dirigirle plata a la crisis de las EPS y de todo el sistema financiero de salud. Entonces aquí al final, colombianos, lo que hay es un debate de fondo, muy grande, en torno a si va a haber presupuesto para desarrollar la autonomía de las regiones, para desarrollar la descentralización administrativa, o si lo que se va es a seguir concentrando la plata en manos del gobierno nacional.

Cuál es aquí el secreto que nadie menciona. Que el gobierno nacional está medio quebrado. Hay un déficit muy grande de las finanzas nacional y el gobierno lo quiere tapar con este proyecto, disfrazando de gastos regionales lo que son necesidades nacionales. Es la realidad que hay detrás, una realidad que tampoco es nueva. El doctor Juan Manuel Santos era el ministro de Hacienda cuando el gobierno de Andrés Pastrana empezó a recortar las transferencias a los municipios y a los departamentos. En el 2007 volvió a haber otro recorte a las transferencias a los municipios y a los departamentos, porque lo cierto es que la economía nacional no funciona como debería ser y el gobierno nacional se ha convertido en una especie de aspiradora de todos los recursos de la sociedad colombiana.

Mencionó el ministro Rodado que quieren guardar la plata en el Fondo de Ahorro y Estabilización, un ahorro que, la verdad sea dicha, y él lo insinuó, no tiene que ver con la parábola de las vacas gordas y de las vacas flacas, sino que se quiere hacer para enfrentar en algo la revaluación del peso producto de dólares que lleguen del extranjero. Y por eso él decía que esos recursos se van a mantener en monedas extranjeras en el exterior. Entonces aterricemos esto un poco. Puedo aceptar que en un momento dado haya que esterilizar moneda extranjera para que el fenómeno de la revaluación no se agrave, pero, digamos, que si de lo que se trata es de eso, por qué el gobierno nacional no persigue los recursos del narcotráfico que valen 4 mil millones de dólares al año y que están entrando ante las barbas de las autoridades. O por qué no persigue el famoso carry trade, una forma de entrar a Colombia capitales especulativos. Por qué se persiguen los dineros buenos, que podrían ser los de las regalías, que nos hacen falta a los colombianos para promover el desarrollo, y no se persiguen los dineros malos del narcotráfico y de los especuladores financieros globales.

Lo afirmo es porque se trata de que esos dólares se queden en el exterior. Entiendo la lógica, pero les señalo unas cuantas inconsistencias. Decirle a un departamento o a un municipio empobrecido, lleno de necesidades, que no se puede gastar una plata de las regalías porque dizque le hace daño a la economía nacional, y estamos hablando es de la plata de la educación, de la salud, del empleo, de la comida de los colombianos, resulta medio absurdo. Aquí hay otro debate de fondo sobre lo que debe hacerse con el ahorro nacional. Decirle uno al hijo que no le da colegio porque se lo va a dar al nieto, también resulta bastante inconsistente. Decirle a una familia que hoy no se come porque se va a comer pasado mañana, todavía más. La verdad es que aquí no estamos en época de vacas gordas. Yo le pregunto al pueblo colombiano, a un pueblo de 20 millones de pobres, de cuáles vacas gordas estamos hablando. Vacas gordas las que tienen a los que de verdad les llega la plata, a los del negocio de Propilco, para poner un ejemplo, y ellos sí con toda lógica tienen que ahorrar. Pero en este caso, repito, este ahorro no resiste un análisis minucioso como el que estoy planteando, y más, repito, cuando hay 4 mil millones de dólares del narcotráfico, doctor Rodado, entrando al territorio nacional sin que ni este gobierno ni el anterior le hayan prestado atención.

El tema es mucho más complejo y no cabe en los términos simplones en los que lo ha querido presentar el gobierno nacional, para poner a pelear a unos pobres contra otros por los cuatro pesos del negocio de las regalías, en vez de subirles las regalías a las trasnacionales a fin de que las platas alcancen para todos. También hay que poner a las trasnacionales a pagar los impuestos que deberían, porque no lo están haciendo. Y sobre todo hay que auditarles las cuentas, porque cada vez que uno se asoma, descubre que en estos negocios con el capital extranjero se le está perdiendo plata a la nación colombiana.

jueves, 2 de septiembre de 2010

El gobierno nacional se quedara con todo el dinero de las regalías.

El Proyecto de Acto Legislativo que pretende reformar el régimen de regalías, tal como está planteado es un despojo a los departamentos y municipios productores y portuarios que hoy las reciben por derecho propio y va en la misma dirección de los actos legislativos 01 de 2001 y 04 de 2007 que le recortaron las mal llamadas "transferencias" a las entidades territoriales ( por este concepto las entidades territoriales dejaron de recibir entre 2002 y 2008 la friolera de $27.9 billones). El gobierno nacional ya se había apropiado de las regalías correspondientes al Fondo Nacional de Regalías, al adscribir este al DNP, ahora van por el resto, de tal suerte que de prosperar esta iniciativa el gobierno central concentraría ahora el 100% de todas las regalías. El Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, fué tajante: “Las regalías dejan de ser dineros de unos pocos municipios y pasan a una bolsa común para ser distribuidas entre todas las regiones del país”. Se trata, ni más ni menos, que de una expropiación sin fórmula de juicio. Esto está muy claro en el texto del mismo, que el tal Fondo de Competitividad Regional (FCR) que se alimentaría con las regalías "será administrado por el Gobierno Nacional" y él "estará conformado a su vez por el Fondo de Compensación Regional y el Fondo de Desarrollo Regional (FDR)". Los recursos del FCR ni siquiera harán parte del Presupuesto General de la Nación, es decir que escapan al control del Congreso de la República, convirtiéndose el Gobierno Nacional en el gran dispensador de recursos. Esto va totalmente en contravía de la descentralización y aleja aún más nuestro objetivo, por el que votamos 2.5 millones de caribeños, de la autonomía regional, para dejar de ser, al decir de García Márquez, "alfil sin albedrío del centralismo". El gran espejismo para vender este otro conejo a las regiones son los macroproyectos; ahora dizque las regiones deben irse poniendo de acuerdo para identificar los macroproyectos que serían financiados con los recursos del FDR (se imaginan la rebatiña?), obras que debería ser financiadas con recursos del Presupuesto Nacional y no con los recursos de las regiones. Se puede acaso considerar este esperpento como "el gobierno ha cedido en su intención de desnaturalizar el fondo de Compensación Regional (FCR) propuesto por Meisel y Galvis"? No nos digamos mentiras, con las regalías se pretende es tapar el hueco fiscal de más de $8 billones al año que nos han dejado las gabelas tributarias al gran capital. Basta con señalar para ilustrarlo que mientras las regalías totales (las que recibieron las entidades territoriales y las del FNR sumadas) entre 2002 y 2008 fueron de $27.9 billones, las malditas gabelas al gran capital entre 2003 y 2008 ascendieron a la no despreciable suma de $26 billones! Este zarpazo es apenas comparable al que le dió Nuñez a las regiones con su Constitución de 1886 al apropiarse la Nación de la titularidad del subsuelo que hasta entonces pertenecía a los Estados soberanos. Lo demás es pura música celestial: que los recursos del FCR se destinarán "a las regiones más pobres del país, asignándole una alta prioridad a las zonas costaneras y fronterizas", para engañar incautos y de paso dividir a la región, porque como es apenas obvio ni La guajira, ni el Cesar, ni Córdoba en el Caribe, así como los demás departamentos receptores de regalías de otras regiones del país, que serían los más afectados con semejante exabrupto, estoy seguro, le van a jalar a la constitución de una región y/o de un FCR a costillas de sus regalías. Con esta afirmación no quiero arrogarme su vocería, pero creo interpretarlos fielmente. Las regalías se han convertido en el trompito de poner, en una especie de tapalotodo, también en el Proyecto de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT) se dice que las regiones administrativas y de planificación (RAP), que es a lo que quedaría reducido su alcance, también se financiaría con regalías. Nos están invitando a un picnic con sandwich en donde el gobierno nacional pone los huevos y las regiones receptoras de regalías ponen el jamón. Como dicen en mi tierra coloquialmente, así no va mi gallo, a otro perro con ese hueso. Esta es mi primera reacción a este despropósito y me propongo en los próximos días producir un documento sustentando todas y cada una de mis afirmaciones.

tomado de yahoogroup. de correo enviado por el Doc. AMYLKAR ACOSTA MEDINA amylkaracostamedina@gmail.com

miércoles, 1 de septiembre de 2010

no a la reforma laboral del magisterio.

Decreto 1278 de 2002: régimen laboral del magisterio bajo el nuevo gobierno

Álvaro Morales Sánchez, Director Editorial programa Tribuna Magisterial, agosto 29 de 2010

Desde antes de la posesión del nuevo gobierno hemos advertido a través de estas líneas editoriales que en materia económica y social no existen diferencias entre Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe, y que una muestra de ello es que el gabinete de Santos fue cuidadosamente escogido para adelantar un programa de gobierno acorde con su talante de aventajado discípulo de las más puras doctrinas del neoliberalismo, por lo que ya los analistas más avisados comienzan a hablar de este equipo de gobierno como la Selección Colombia neoliberal.

Transcurridos los primeros días, cuando ya se conocen los proyectos iniciales que el gobierno pone a consideración de un Congreso en el que más del 85% de parlamentarios pertenecen a los partidos del llamado “Acuerdo Nacional”, los hechos nos van dando la razón; mencionemos, por ejemplo, que en materia de salud el gobierno presentó un proyecto de ley encaminado a restituir las reformas que Uribe pretendió imponer por la vía de decretar la emergencia social que fue tumbada por sentencia de la Corte Constitucional; la existencia de un solo Plan Obligatorio de Salud nivelado por lo bajo, la extinción de regímenes especiales de salud como el del magisterio, la garantía a los mercaderes de la salud de que sus ganancias no se verán menoscabadas por obra y gracia de las tutelas que rescatan derechos fundamentales y otras lindezas por el estilo, forman parte fundamental del proyecto de ley sobre salud con el que se estrena la era Santos.

Se ha anunciado también una nueva reforma política que tras ganar para la causa santista a alcaldes y gobernadores promoviendo su reelección inmediata, busca borrar de una vez por todas a los partidos y movimientos políticos minoritarios, mediante el aumento del umbral, la eliminación del voto preferente, el retorno a la circunscripción regional para elegir senadores. Se habla también de una reforma a la justicia que traslada mayores poderes al Ejecutivo; de la implantación de la llamada “regla fiscal” que le permite al Estado burlar la obligatoriedad de cumplir sentencias judiciales si estas afectan el presupuesto estatal; de una reforma al sistema de regalías que constituye un vulgar raponazo a las regiones en donde se explotan los recursos naturales que originan estos ingresos tributarios.

En síntesis, mientras algunos creen y afirman que “el gobierno avanza hacia reformas profundas en temas sustanciales del país, la polarización política ha disminuido y se abre el escenario de la interlocución, el dialogo social y político e incluso, el tránsito hacia un proceso de paz”, la realidad es que el gobierno sí tiene muy claro para dónde va, y no es precisamente en esa vía pues la “disminución de la polarización política”, la apertura del “escenario de la interlocución y del diálogo social” no son para realizar “reformas profundas en temas sustanciales del país” sino para todo lo contrario, para afianzar la aplicación del modelo neoliberal en medio de un clima de tranquilidad y de distensión.

En materia educativa, por ejemplo, a la delegación del Comité Ejecutivo de Fecode que se entrevistó esta semana con la recién posesionada ministra María Fernanda Campo, le debió quedar muy claro que el gobierno de Santos no va ceder ni un milímetro en el terreno avanzado por la “Revolución Educativa” de Uribe y Cecilia María, especialmente en lo que ambos gobiernos consideran como su obra maestra: el decreto 1278 de 2002 que estableció el llamado “Estatuto de la Profesionalización Docente”; en efecto, la ministra Campo señaló en forma categórica que esa norma no está en discusión, que su expedición constituyó el “más grande salto en la calidad de la educación”, que es “una decisión basada en la Constitución” (previamente reformada con el Acto Legislativo 01 de 2001 impulsado por Pastrana, Santos y Echeverri, aclaramos nosotros) y que uno de los objetivos de este gobierno en materia educativa es preservar ese Estatuto.

En esa entrevista quedó también claro que otra definición categórica de este gobierno es continuar ampliando la cobertura sobre la base de entregar la educación pública a los operadores privados, al amparo de la ley 1249 y el decreto 2355, como lo venían haciendo casi frenéticamente Uribe y Cecilia María. Lo dijimos aquí hace varias semanas: en educación, Santos y María Fernanda son “peor de lo mismo”.